DE LA ISLA | Trinidad está entre las 25 ciudades más pintorescas del mundo



Trinidad ha capeado cinco siglos con apenas una arruga. Sus encantadoras calles adoquinadas están bordeadas de casas con paredes de adobe pintadas de vivos colores y contraventanas de madera. Su centro histórico, que abarca más de 50 manzanas, es como un vasto y meticuloso museo lleno de mansiones restauradas y plazas bien cuidadas. Sin embargo, también es una animada ciudad de 75,000 habitantes, donde los Trinitarios no se contentan solo con residir en una exhibición de museo. Ellos viven aquí; ellos trabajan aquí; ellos compran aquí. Al anochecer, sacan sus sillas a la calle para chismear, y el aire suena con las canciones de pájaros posados ​​en jaulas de mimbre y de bandas que actúan en bares o restaurantes. Trinidad es uno de los lugares mágicos de Cuba, y es mucho más manejable que La Habana, para empezar.
La ciudad fue fundada en 1514 por el conquistador Diego Velázquez, que nombró el asentamiento de la Santísima Trinidad. Creció poco hasta el siglo 17, cuando sus habitantes comenzaron a comerciar con piratas. Entre 1750 y 1825, la población aumentó de 6.000 a 12.000, ya que miles de esclavos fueron traídos para trabajar en las plantaciones de azúcar en el cercano Valle de los Ingenios. Las familias adineradas construyeron mansiones, las llenaron de tesoros importados y enviaron a sus hijos a las escuelas europeas. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, la estrella de Trinidad comenzó a desvanecerse a medida que cayeron los precios del azúcar, comenzaron las luchas por la independencia y terminó la esclavitud. A principios de 1900, Trinidad estaba empobrecida y aislada. Pero el descuido que prevaleció durante la primera mitad del siglo XX congeló la ciudad en un túnel del tiempo que le permitió conservar su ambiente colonial. En 1988, la UNESCO declaró el centro histórico como Patrimonio de la Humanidad, y durante la última década el gobierno ha trabajado duro para restaurar la arquitectura colonial.
Algunas personas que visitan Trinidad se quedan en la cercana Península de Ancón, pero las ventajas de alojarse en la ciudad incluyen muchos lugares de interés cultural y una vibrante vida nocturna. Las opciones de viaje de un día --a través de operadores turísticos como Cubánacan-- incluyen caminatas a las playas de Ancón, caminatas en la Sierra de Escambray, paseos en tren a través de plantaciones de azúcar, y excursiones de vela o buceo a Cayo Blanco. (Tenga en cuenta que, al igual que muchas ciudades cubanas, las calles de Trinidad tienen nombres pre y posrevolucionarios.) Como pocas ciudades cubanas usan su historia en la manga como lo hace Trinidad, es probable que la gente use los nombres tradicionales.

Mientras que La Habana a menudo se considera el colorido niño dorado de Cuba, la verdadera magia se encuentra más al sur en la ciudad costera de Trinidad. Principalmente financiado por la trata de esclavos en el siglo XVI, es fácil olvidar el pasado complejo de la Trinidad colonial cuando se enfrenta al encanto actual de calle tras calle de fachadas caribeñas desvaídas en una verdadera rueda de colores de sombras.

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