DE LA ISLA | El Gran Teatro de La Habana es la joya del centro de La Habana
La Habana posee lugares elegantes que la definen, uno de estos lugares es el Gran Teatro de la Habana “Alicia Alonso”, situado en el Paseo del Prado o de Martí, esquina a San Rafael, considerada una de las instituciones más destacados de América Latina.
Desde su creación en el año 1915 ha llenado la vista con su esplendor, se han presentado renombrados artistas de lujo de distintas manifestaciones del arte cubano y foráneos; en su escenario se realizan conciertos, conferencias y videos, así como también, galerías de artes visuales, un centro coral, varios salones de ensayo para agrupaciones danzarias y bailarines, con una capacidad máxima de mil 500 personas.
Es un complejo cultural que posee varias salas de teatro. Funciona además como sede del Ballet Nacional de Cuba, del Teatro Lírico Nacional y del Ballet Español de Cuba.
El actual complejo, es una obra de del arquitecto belga Paul Beleu. En este lugar estuvo funcionando el antiguo Teatro Tacón, uno de los teatros más lujosos de América. Reconstruido dentro de la bella edificación, fue durante numerables años el más grande del país; por su escenario caminaron grandes figuras de la época, el ballet, la revista musical y la zarzuela.En sus inicios fue nombrado en honor al capitán Miguel de Tacón y Rosique, quien fue gobernador entre los años 1834 y 1838.El Teatro de Tacón fue una obra arquitectónica de Antonio Mayo, quien lo concibió con un estilo ecléctico predominante. Con 90 palcos, más de 20 filas y capacidad de aproximadamente dos mil personas, se convirtió en el lujar por excelencia de la aristocracia criolla.
Durante la época, el Tacón era el más grande y lujoso del continente americano; y por sus características técnicas del tercer mundo, después de la Scala de Milán y el de la Ópera de Viena.
El telón en su escenario más la decoración del lugar ofrecen un brillante punto de vista, su interior está compuesto por elegantes sillones, igualmente los palcos, en cuyo frente existe una pequeña reja dorada que deja entrever a los curiosos. Sólo los primeros teatros de Europa pueden llegar a igualar al de la Habana en su majestuosa decoración y su tenue alumbrado… así lo documentó en su libro “Viaje a la Habana”, María de las Mercedes Beltrán Santa Cruz y Montalvo, mejor conocida como la Condesa de Merlín, una de las primeras escritoras de Cuba, según documentos de la época.
Otro elemento que destaca su belleza, fue la Araña del Tacón, una enorme y espectacular lámpara de vidrio que colgaba encima del plató, traída desde la ciudad de París.
El lugar fue comprado en conjunto con terrenos aledaños, por el Centro Gallego para edificar su Palacio Social en 1906. Construido bajo el estilo neobarroco, tomó como ejemplo las construcciones del barroco europeo, por lo que abundan sus esculturas en piedra.
Su fachada principal posee cuatro esculturas hechas de mármol blanco que representan alegorías de la Beneficencia, la Educación, la Música y el Teatro, obras de Giuseppe Moretti. Los elementos se colocaron sinérgicamente junto los balcones, ventanas, cornisas, la proporción de sus torres y la unidad de las molduras, logran un escenario elegante a la vista.
A partir del año e 1985, debido a la iniciativa de Alicia Alonso, el edificio en su totalidad pasó a llamarse Gran Teatro de la Habana, reservándose el nombre de «García Lorca» para su sala principal. Desde el año 1960 el Gran Teatro de la Habana ha servido de escenario principal para el Festival Internacional de Ballet de La Habana, importante encuentro de danza donde se presentan bailarines de todo el mundo entre ellos del Royal Ballet de Londres, de la Scala de Milán, el New York City Ballet y del Ballet del Teatro Colón, de Argentina, entre otras grandes compañías del género.
En la actualidad, este gran teatro presta su escenario a las famosas funciones del Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.
El más importante de sus salas es la llamada “García Lorca” por cuyo escenario han recorrido las compañías y figuras más destacables del arte universal, como las bailarinas Anna Pavlova y Alicia Alonso, las actrices Sarah Bernhart y Eleonora Dusse, las sopranos Adelina Patti y Victoria de los Ángeles, el tenor Enrico Caruso, los “bailadores” Carmen Amaya y Antonio Gades, los músicos Arthur Rubinstein y Serguei Rachmáninov y otras muchas personalidades de alto relieve internacional de los siglos XIX y XX.
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