DE LA ISLA | ¿Adiós Venezuela, bienvenida Rusia? Putin sale al rescate de Cuba
26 DE DICIEMBRE DE 2017 06:00 AM
El gobernante cubano Raúl Castro tuvo el gesto poco usual de recibir personalmente a Igor Sechin, presidente de la estatal petrolera rusa Rosneft, un sábado en la noche. Fue un encuentro íntimo, en el mismo despacho en el que anunciara la muerte de su hermano Fidel el año pasado.
No han trascendido los detalles de la reunión que ocurrió el 16 de diciembre pero se espera que Rosneft ocupe el lugar de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) en una refinería cubano-venezolana situada en Cienfuegos, en el centro de la isla y que se firme algún convenio favorable a Cuba. Solo unas horas antes, Sechin se había reunido con el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien concedió la explotación de dos campos de gas a la compañía rusa.
Luego, Castro anunció que aplazará su salida hasta abril lo que le daría tiempo para concretar un acuerdo que deje al país en una mejor situación económica.
La crisis en Venezuela y la necesidad de petróleo e inversión extranjera de Cuba han creado el terreno para que Vladimir Putin afirme su presencia en América Latina, en un juego geopolítico con todas las pintas de la Guerra Fría.“Rusia es un actor económico menos importante en el hemisferio que China. Tiene menos intereses en las Américas pero le gusta intervenir en lo que percibe como nuestro patio trasero”, comentó Mark Feierstein, director de políticas para América Latina en la Casa Blanca durante el gobierno del ex presidente Barack Obama.
Públicamente, el presidente Donald Trump advirtió en su nueva estrategia de seguridad nacional que potencias rivales han encontrado “espacio para operar” en el hemisferio occidental.
“Rusia continúa su política fallida de la Guerra Fría al reforzar a sus aliados cubanos radicales mientras Cuba continúa reprimiendo a sus ciudadanos”, indica el documentoemitido por la Casa Blanca. Tanto China como Rusia “apoyan a la dictadura en Venezuela y buscan expandir los vínculos militares y la venta de armas en toda la región”.
En privado, la Casa Blanca tiene otros problemas más urgentes y un sobregasto (y consecuente desgaste) ruso para rescatar a economías casi en bancarrota no necesariamente es una mala noticia para Estados Unidos. Después de todo, la economía rusa también se ha resentido por las sanciones de EEUU y la Unión Europea —el propio Sechin está en la lista negra del Departamento del Tesoro. Y la Casa Blanca tiene problemas más graves relacionados con Rusia y la investigación del FBI.
STR (EPA) EFE
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Al mismo tiempo, la Administración de Trump ha puesto más presión económica al gobierno de Castro y ha hecho más difícil el acceso al mercado cubano para las compañías estadounidenses.
“Los pasos que ha tomado Trump para limitar la relación comercial de Estados Unidos con Cuba crean una oportunidad para otros países. Uno de ellos es Rusia”, dijo Feierstein.
Un acercamiento natural
Para Cuba, el acercamiento a Rusia —que ha venido ocurriendo gradualmente— casi es un proceso natural, opinan expertos. Además de décadas de alianza en el pasado, “Raúl Castro siempre ha sido pro-ruso”, comentó Andy Gómez, ex director interino del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami.
Pero el menor de los Castro también es conocido por su pragmatismo. Su coqueteo con Rusia probablemente tiene que ver más con el petróleo y una economía en recesión que con la ideología.
Los gobiernos de Cuba y Venezuela renovaron su alianza este fin de año con una visita de Maduro a La Habana. Aunque oficialmente, la economía habría crecido 1.6 por ciento —a contrapelo de lo que han estimado varios economistas y organismos internacionales—, Castro sabe que la situación se hace insostenible.
Según informó el ministro de economía a la Asamblea Nacional reunida en su última sesión del año, “la importación de combustible ha sido muy tensa y al cierre de noviembre las entregas se incumplen en 431,000 toneladas”. El país también dejó de producir otras 38,000 toneladas de petróleo.
La mayoría de este combustible provenía de Venezuela, a través de un acuerdo de intercambio de petróleo por servicios médicos que en su punto más alto, en el 2012, llegó a generar envíos de 125,000 barriles diarios, según dijo a el Nuevo Herald Horacio Medina, ex gerente de PDVSA. Pero el gobierno venezolano no ha podido mantener los envíos y Cuba está retirando a su personal de ese país.
Según publicó el diario oficial Granma, el canciller venezolano Jorge Arreaza “se refirió a la formación del personal venezolano, que ahora se prepara para asumir las tareas de vanguardia que en un inicio asumieron los colaboradores cubanos, tanto en la salud como en el deporte y la cultura”.
La pérdida de los subsidios venezolanos ha dado un golpe devastador a la economía de la isla.
“Cuba no tiene forma de sustituir en el corto plazo los ingresos por los servicios médicos en Venezuela”, opinó el economista cubano Pavel Vidal.
“El colapso de los vínculos con Venezuela hace años que se vienen previendo”, agregó Vidal, quien es profesor de la Universidad Javeriana en Colombia. “Era evidente la insostenibilidad de estos acuerdos una vez que cae el precio del petróleo y la economía venezolana se hunde en una depresión económica, pero no se ha hecho lo suficiente para reducir la vulnerabilidad a este escenario”.
Cuba ha dado algunos pasos para diversificar el número de países a los que le vende servicios médicos y compra petróleo. Y Castro ha explotado su influencia sobre Maduro para proteger los intereses de su gobierno.
La prensa oficial informó que desde agosto Cuba había recuperado el control total de CuvenPetrol, la empresa cubano-venezolana que operaba la refinería de Cienfuegos. Ya en el 2016, la refinería había reducido a la mitad su producción a unos 9 millones de barriles de petróleo para ese año por la caída de los envíos procedentes de Venezuela.
Para Venezuela, hay poco en esta movida, pero el gobierno de Maduro puede estar atado de manos por los $6,000 millones de deuda de la estatal PDVSA con la compañía rusa.
“En los últimos tres años, Rusia y Rosneft han proporcionado a Caracas $10,000 millones en asistencia financiera, complementando a China como el principal banquero de Venezuela”, comentó Jorge Piñón, director del Centro de Energía Internacional de la Universidad de Texas.
Una inversión “sin sentido”
La participación venezolana en la refinería de Cienfuegos —una antigua planta de la era soviética—, “no tenía ningún sentido”, dijo Medina. En contra de lo que concluyeron varias evaluaciones técnicas, el fallecido Hugo Chávez insistió en la reactivación de la planta, una inversión que le habría costado según cifras oficiales $1,200 millones a Venezuela para procesar 65,000 barriles diarios. A cambio Venezuela tenía el 49 por ciento del capital accionario.
UNA PRESENCIA RUSA EN AMÉRICA LATINA, PARTICULARMENTE EN CUBA, DEBE SER VISTA COMO UNA AMENAZA A LA SEGURIDAD NACIONAL PARA ESTADOS UNIDOS”.
Andy Gómez
La cesión de los activos “refleja un acuerdo que se hizo para la entrada de Rusia”, comentó Medina. “Venezuela, no gana nada (...) Es diferente para Cuba, que ahora tiene el 100 por ciento de los activos de una refinería en el que no puso un solo dólar”.
“¿Qué se está garantizando Maduro? Protección, a cambio de entregar patrimonio”, señaló.
Piñón cree que cualquier actividad en la esfera energética entre Rusia y Cuba “es el resultado de una triangulación financiera entre Rosneft y la corporación venezolana PDVSA”.
Rosneft anunció en octubre planes de aumentar el envío de petróleo a la isla. En marzo pasado había firmado un acuerdo para enviar 250,000 toneladas de crudo y diésel, y compensar la disminución del petróleo venezolano, un acuerdo en el que Piñón cree que PDVSA paga las cuentas.
Algunos expertos advierten que el aumento del interés ruso en la región, y a solo 90 millas de Estados Unidos, constituye un peligro para la seguridad nacional.
“Bajo los demócratas y los republicanos, la política de Estados Unidos hacia América Latina ha sido débil”, dijo Gómez. “Una presencia rusa en América Latina, particularmente en Cuba, debe ser vista como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos”.
Aunque el apoyo del gobierno de Putin a Maduro podría socavar la presión que EEUU ha intentando imponer al régimen chavista a través de sanciones, dijo Feierstein, su influencia política en la región es limitada.
“No exageraría el rol de Rusia pero es algo que hay que vigilar”.
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