PUNTOS DE VISTA: LAS CARRETERAS CUBANAS
Carreteras de aquí, allá y acullá
Por Aurelio Pedroso
LA HABANA - El joven político español Ángel Francisco Carromero
Barrios habrá de recordar hasta el último día de su vida la mala hora
en que se le ocurrió manejar (“conducir”) aquel Hyundai Accent
con matrícula T31402 en Cuba por las carreteras del oriente insular.
Primero, por las dos muertes que causó y que le pasarán factura sin
duda alguna; y segundo, por el estado tan deficiente y generalizado de
las vías principales donde la falta de iluminación y el horadado
pavimento se dan un abrazo letal aún para el más conocedor.
Y nunca mejor dicho que nadie me venga con cuentos de camino de
otras carreteras en el mundo porque conozco muy bien desde los caminos
vecinales en España hasta las intrincadas y peligrosas vías en las
alturas de Guatemala.
No es la primera vez que suscribo que manejar en Cuba constituye un
deporte de alto riesgo no sólo para los cubanos, sino para los
extranjeros quienes acostumbran alcanzar velocidades superiores a los
100 y 120 kms por hora.
Esto me trae a la memoria lo ocurrido hace años a un colega español
en la autopista Habana-Pinar del Río, que dicho sea de paso es de las
mejorcitas y con límite máximo de 100km/hora. El conductor fue detenido
por un agente de tránsito que le hizo saber el exceso de velocidad que
llevaba. El otro le juró y perjuró que no iba a tal exceso, que iba
normal. Entonces el agente le preguntó a qué velocidad él suponía que
conducía. “A 130, agente”, fue su sincera respuesta.
Según me han informado y aún no he podido verificar, desde hace muy
poco tiempo, -cuentan que desde el pasado año, el seguro estatal (ESEN
por sus siglas) ha comenzado a tomar cartas en este asunto. Enhorabuena,
porque los reportes estadísticos de las autoridades de Tránsito no
reconocen entre las principales causas de accidentalidad, la
inseguridad en las vías debido al gran deterioro acumulado por años. En
su gran mayoría, las autoridades atribuyen al exceso de velocidad, no
respeto al derecho de vía e ingestión de bebidas alcohólicas, entre
otras.
Muchas veces me he preguntado en voz alta que si por exceso de
tragos o simplemente imprudencia usted arremete y destruye, por
ejemplo, un muro de mas cual empresa o inmueble privado, debe pagarlo
con toda la naturalidad del mundo, pero si una rueda o goma
completamente nueva cae en un hueco, se le raja y encima parte el eje
trasero del automóvil no hay quien le indemnice. Usted y sólo usted es
el responsable digamos que por no mirar bien.
Otra batalla aún no ganada a pesar de las fuertes sanciones, son los
animales sueltos en la vía. Vacas, caballos, carneros hacen de las
suyas a cualquier hora del día o de la noche con el consiguiente peligro
que esto acarrea hasta para una velocidad tan moderada como lo son
60km/hora.
En el tan socorrido Malecón hay tramos donde no existe la línea
amarilla que separa ambas sendas. Otro colega español, de paso por
aquí, fue multado porque según el agente “él debía suponer que ahí
estaba pintada la línea amarilla”.
Hace años indagué por la falta de señalizaciones en el circuito
Ciego de Avila hacia la cayería norte y la respuesta fue que algunos
campesinos se apropiaban de ellos para la confección de gallineros y
conejeras. En su momento, también desaparecieron los segmentos
refractarios tan útiles para la conducción nocturna por carretera.
Carretoneros y “bicicleteros” los sustraían en plena noche para con la
luz del día colocarlos en sus peculiares medios de transporte.
Si de preguntar se trata, pues también en su momento inquirí ante
uno de los responsables de ese tramo que requiere pago de peaje
(Varadero-Matanzas) la razón por la cual si recaudaban tanto no
colocaban teléfonos de emergencia en diversos tramos. Fue entonces su
respuesta confidencial y ahora pública: “Ni un bombillo podemos poner.
Todo lo recaudado se va para La Habana”.
Mucho hay que desconfiar cuando tengamos un timón en manos por zonas
poco conocidas. Lo dice el refranero, que en la confianza está el
peligro. Si no es así, que le pregunten a Ángel Francisco Carromero
Barrios, quien conducía a excesiva velocidad y no observó la señal de
alerta y ahora es el principal responsable de la muerte de Oswaldo
Payá. Recalco lo de principal.
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barbarooooooo
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