DE LA ISLA | DEL POSIBLE SUCESOR DE RAÚL CASTRO


Humberto J. San Pedro Soto
Editor General
Por Humberto J. San Pedro
Miami, 26 de noviembre de 2017

Desde las siete de la mañana de hoy, 26 de noviembre de 2017, se está llevando a cabo en Cuba el primer paso del proceso de las elecciones generales, la primera vuelta de la votación –la segunda, de ser necesaria, será el 3 de diciembre próximo-- para elegir a sus delegados de circunscripción (equivalentes a los concejales en Latinoamérica), quienes a su vez serán los miembros de las Asambleas Municipales del Poder Popular, en el nuevo mandato que comenzará en unas semanas.

A renglón seguido, se constituirán las Asambleas Provinciales y en el mes de febrero del próximo año 2018, lo hará la Asamblea Nacional[1], la que –una vez constituida-- elegirá a los miembros del Consejo de Estado y, por ende, a su  presidente.

En este contexto, la especulación en torno a quién será ese nuevo presidente, se intensifica.

El diapasón de los pronósticos es muy amplio.

En algunos medios de prensa internacionales, parece existir certeza, de que el nuevo presidente no será un Castro:

En un artículo de la Agencia Reuters, publicado --en junio pasado— por el Universal de Méjico, se afirma que “Esta será la primera vez desde la Revolución de 1959 que un Castro no llevará las riendas del poder. la generación histórica cubana está envejeciendo y necesita renovar su liderazgo […]”.

La afirmación de Reuters pudiera estar relacionada con lo dicho, por Mariela Castro Espín, en una entrevista que le hiciera BBC Mundo el 4 de mayo de este año 2017:


La activista a favor de la comunidad gay añade que "no hay una dinastía, no hay una sucesión, no hay nada de eso" y que su apellido se alejará del Palacio de la Revolución cuando acabe la gestión de su padre.>>

Por su parte, la diáspora cubana de Miami y la disidencia interna en Cuba, hace meses que vienen manejando el nombre del actual primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel –quien es, sin dudas, el favorito de la opinión pública-- como sucesor de Raúl Castro.

En su momento, yo mismo pronostiqué –en el programa "A Esta Hora Con Almora" de la WQBA de Miami—el nombramiento de Díaz-Canel en febrero del año 2013 y, ahora, creo que esta es una posibilidad que no debe descartarse.

La lista de candidatos principales a ser sucesores de Raúl Castro propuesta en un estudio muy reciente (publicado el 1 de este mes de noviembre) del Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques, del Senado de la República de Méjico, es la más rica de cuantas hemos visto hasta hoy.

El estudio de dieciséis cuartillas de extensión menciona como posibles sucesores del actual presidente cubano, en este orden, a:

1.     Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX)
2.     Alejandro Castro Espín, jefe del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional,
3.     Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros,
4.     Gerardo Hernández Nordelo, Vicerrector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” y uno de los llamados “cinco héroes”,
5.     José Ramón Machado Ventura, Segundo secretario del Buró Político del Comité Central del PCC,
6.     Marino Murillo Jorge, ex ministro de Economía,
7.     Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores.

En relación con la posibilidad de que sea ella la elegida, Mariela Castro, quien encabeza la lista de candidatos del Centro Gilberto Bosques, le dijo al corresponsal de la BBC en La Habana, Will Grant:

<<"No, no me interesa. A mí me gusta más ser ciudadana. Ciudadana sin otras responsabilidades", aseguró.>>

En ese mismo sentido, se expresó en la entrevista que le hiciera la agencia EFE, el 10 de junio pasado: "Yo no voy a asumir altas responsabilidades políticas", dijo.

Alejandro Castro Espín, que ocupa el segundo puesto en la lista, no es un hombre público. Más bien, se ha mantenido en las sombras, ocupado principalmente en asuntos de seguridad nacional, aunque se le vio al lado de su padre durante todo el transcurso de la visita del presidente Obama a Cuba.

Miguel Díaz Canel, el tercero, es –como dijimos antes—el candidato favorito. Su posición actual, primer vicepresidente del consejo de Estado, hace que muchos lo vean como sucesor natural de Raúl Castro.

En cuanto a Gerardo Hernández Nordelo, consideramos humildemente, que tiene muy pocas posibilidades –aunque no se puede perder de vista el hecho, de que Cuba ha sido siempre una enorme caja de sorpresas y allí casi cualquier cosa puede ocurrir. Lo mismo se puede decir de Marino Murillo Jorge, quien ha estado alejado de la actualidad política durante bastante tiempo ya.

José Ramón Machado Ventura, el actual segundo secretario del PCC, “cedió”, en el año 2013, la vicepresidencia del consejo de estado a Miguel Diaz Canel.

Había dos poderosos motivos  para ello:

Raúl Castro necesitaba un hombre joven y fiel, para que realizara el trabajo operativo. Ese trabajo que incluye viajes frecuentes, reuniones constantes, largas y tediosas, ese trabajo que requiere de esfuerzos físicos que ya no estaban –por cuestión de edad-- a su alcance, ni al de Machado Ventura.

Por otra parte, Castro no tiene la autoridad omnímoda que siempre tuvo su difunto hermano Fidel. Machado Ventura goza del respeto de los llamados “históricos” del Buró Político y podía ser un buffer, un amortiguador, entre ellos y Raúl.

¿Qué sentido tendría sobrecargar a Machado con la responsabilidad de la presidencia del consejo de estado, máxime teniendo en cuenta que ya tiene 87 años?

Y, concluyendo la valoración de los candidatos propuestos por el Centro de Estudios Bosques: Bruno Rodríguez Parrilla, actualmente ministro de relaciones exteriores, tiene una responsabilidad muy importante, la que parece estar realizando con éxito. ¿Por qué dejar vacante una posición clave, para la que no sabemos si existe una persona preparada para relevarlo?

Finalmente, en el otro extremo del diapasón, el estudio valora que “[…] el Canciller Bruno Rodríguez advirtió este año que la relación bilateral con Estados Unidos debe continuar por la base de respeto y soberanía, y en sus declaraciones dejó entrever que si no hay definición de cuál es la inclinación de la administración Trump hacia Cuba, podría resultar en que Raúl Castro no abandone el poder […]”. (el subrayado es del autor).

En igual sentido que el estudio del Centro Bosques, se pronuncia el periodista Robert Valencia, en un artículo publicado ayer, por Newsweek: “Given the current state of U.S.-Cuba relations, this may be an incentive for Castro to extend his term.” (Dado el estado actual de las relaciones de Estados Unidos y Cuba, Castro podría verse incentivado a extender su mandato).

En una entrevista que dio a la agencia española EFE, el 10 de junio de este año 2017, Mariela Castro Espín, se refirió a la actual administración de Estados Unidos:

<<La diputada cubana Mariela Castro, hija del presidente Raúl Castro, ha afirmado que "el mundo entero hace chistes" con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pero ha puntualizado que en Cuba están "muy preocupados por lo que pueda pasar" y por el futuro de las relaciones entre ambos países.

"Nuestro temor es que regresen las posiciones extremistas y la política agresiva hacia Cuba. Trump todavía es una sorpresa, no tenemos la menor idea de hacia dónde va y tampoco podemos guiarnos por lo que dice en sus discursos o entrevistas", ha asegurado.>>

Lo dicho por el ministro Rodríguez Parrilla y por Mariela Castro, en relación con la administración del presidente Trump, sin dudas, justifica este último pronóstico: que Raúl Castro no abandone el poder.

Al especular acerca de la sucesión en Cuba, quizá deberíamos tener en cuenta que el PCC –y no el consejo de estado-- es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado cubanos[2].

¿Por qué afanarnos tanto para pronosticar quién será su próximo presidente? ¿No deberíamos preocuparnos más por quién será el próximo primer secretario del PCC? ¿Quién será el que represente a la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado cubanos? 

Si nos hiciéramos esa pregunta, encontraríamos la respuesta en la siguiente cita, tomada de la entrevista dada a EFE, el 10 de junio de 2017, por Mariela Castro Espín.

<<"Yo no voy a asumir altas responsabilidades políticas", ha asegurado [Mariela Castro], y ha añadido que su padre (Raúl Castro) continuará, sin embargo, al frente del partido porque "así ha sido elegido ya que hay una confianza en él como líder histórico".>> (El subrayado es nuestro).

Será Raúl Castro, queridos amigos, el que continúe llevando las riendas de la isla.

Sin embargo, el presidente del consejo de estado, nominalmente jefe de Estado y Gobierno de la República de Cuba, continuará siendo la “cara” que verán los cubanos de la isla y los jefes de estado y gobierno del resto de la comunidad mundial de países.

Esa “cara”, queridos lectores, tendrá que cumplir con ciertos requerimientos, lo que justifica plenamente que tratemos de ponerle nombre.

Este cronista se ha limitado, hasta este momento, a valorar las propuestas de otros. Quizá sea pertinente y conveniente, que –como dicen los españoles— “nos mojemos” un tanto.

La agencia EFE, en un despacho del día 3 de mayo de este año, reportaba:

<<Mariela Castro, hija del mandatario cubano Raúl Castro, dijo este miércoles que todavía puede haber "sorpresas" en el relevo político que se organiza en Cuba para el próximo año, cuando su padre abandonará la Presidencia de la Isla, al tiempo que negó rotundamente que ella aspire a ese cargo.

Para la Primera Hija cubana, "el pueblo entero es candidato, hombres y mujeres del pueblo de Cuba son candidatos".

"Por eso dije a los estudiantes de periodismo: Estoy observando, porque siempre, a veces te vas orientando por un lado y de repente miras para acá y dices qué interesante esta persona, no me había fijado antes. Eso pasa mucho en Cuba, hay sorpresas siempre”. >> (El subrayado es nuestro)

En las declaraciones citadas, la hija de Raúl Castro dejaba abiertas las puertas de la sucesión a cualquier candidato, llevara el apellido Castro o no.

Al día siguiente, mostrando gran inconsistencia, le aseguraría a Will Grant, corresponsal de BBC Mundo en la Habana que el próximo presidente de Cuba no sería de apellido Castro.

Esta inconsistencia no es otra cosa que desinformación. La desinformación que ha sido el arma más poderosa del arsenal de los Castro desde que estaban en la Sierra Maestra.

Desde la muerte de Fidel Castro, se ha hecho un esfuerzo monumental por mantener vigente su imagen, en el pensamiento del pueblo cubano y en la percepción de la comunidad internacional. “Nada ha cambiado” parece ser el mensaje.

A un año de la muerte del líder, se intensifica el esfuerzo para mantenerlo “vivo”. No se habla ya de su muerte. Sólo se habla de su desaparición física. Diariamente se llevan a cabo actos conmemorativos, que realzan la importancia histórica de su figura.

Para tributar a ese propósito, sería más que conveniente, que el nuevo presidente de Cuba fuera un Castro. Pero no un Castro cualquiera. No un Alejandro, o una Mariela. Tampoco uno de los cinco hijos que tuvo Fidel, con Dalia Soto del Valle, que no representan –-en lo más mínimo-- la imagen de su padre. Ni siquiera Fidelito, su primogénito, que tanto se le parece físicamente, pero que fue víctima de la crítica publica de su padre más de una vez, quien –inclusive-- llego a destituirlo de su cargo de Secretario Ejecutivo de la Comisión de Energía Atómica de Cuba.

¿Qué Castro podría ser ese entonces?

El 25 de noviembre, a un día solamente del inicio del proceso electoral, como sacado del sombrero de copa de un mago, nos presentan a Fidel Antonio Castro Smirnov, nieto del “inmortal” Comandante en Jefe.

Fidel Antonio, que tiene 37 años y es Doctor en Ciencias y profesor titular de la Universidad de las Ciencias Informáticas, da ese día un discurso en el Acto Central de la Cátedra Honorífica para el Estudio del Pensamiento y la Obra de Fidel, en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba: Yo no sé lo que es vivir sin Fidel, así lo titula.


Fidel conversa con su nieto, Fidel Antonio. 



  Así se presenta Fidel Antonio Castro:

 “Yo soy Fidel. Mi padre es Fidel. Mi abuelo es y será siempre el eterno e invicto Fidel. Mi nombre es Fidel, y mi vida se llama Fidel. Mis pensamientos, mis sueños, mis anhelos, se llaman también Fidel”.

Y continúa:

 “No puedo ni debo decir que converso con él, como en todas aquellas ocasiones que guardo en mi mente, en mi memoria; pero sí puedo, debo y quiero decir que necesito hablarle, y lo hago a menudo.

Fidel está presente físicamente:

 “No puedo, ni debo ni quiero decir que Fidel no está físicamente. Puede no estar presente el calor de Fidel. Pero sí está presente la energía de Fidel, el trabajo de Fidel, el impulso de Fidel, la fuerza de Fidel (más fuerte que las fuerzas nucleares), la dinámica de Fidel, la onda de Fidel, la luz de Fidel (la más bella e intensa), el movimiento de Fidel, el magnetismo de Fidel, el tiempo de Fidel, la obra y la conciencia de Fidel, están muy presentes y perdurarán. Y la energía, el trabajo, el impulso, la fuerza, la luz, el movimiento (también interpretado como cambio, siendo el más integral el movimiento social Fidelista), todo ello es Física, por tanto Fidel sí está presente físicamente”.

        Dos Fideles caminan juntos, Fidel Alejandro Castro Ruz y Fidel Antonio Castro Smirnov. 


Fidel lo motiva:

“Fidel, mi abuelo, me motiva, me inspira, me da fuerzas, me impulsa, me guía, me impresiona, cada día”.

Su pesar por la muerte de Fidel:

“Hago camino al andar en medio de ese desafío [aprender a vivir sin su abuelo], paso mucho tiempo buscando recursos para evadir y mitigar el luto desgarrador y que este no me domine ni me controle, visito casi mensualmente Santiago de Cuba y paso muchas horas cerca de la Piedra Rebelde que enseña e ilumina; me lanzo en paracaídas a 4 Km de altura para homenajear a Fidel, abrazando una bandera que lleva su imagen”.

¿Será meramente una casualidad que la figura de Fidel Antonio Castro Smirnov haya salido a la luz pública justo en este momento?

La figura, no de un hombre cualquiera, sino la de un hombre que se nos presenta con una afirmación rotunda, “Yo soy Fidel”, afirmación que utiliza en la primera línea de su discurso, afirmación de quien no tiene dudas, afirmación del que se siente y, por tanto, afirma, que él es Fidel.

¿Escribió él ese discurso o lo escribieron otros, con impresionante meticulosidad, cuidando cada detalle, con el obvio propósito de crear una imagen?,

¿O será desinformación en su más alto grado?,

¿Será Fidel Antonio el elegido?

Para que la respuesta a esta última pregunta fuera afirmativa, sería necesario que Fidel Antonio Castro Smirnov haya sido elegido, hoy, delegado a una asamblea municipal del Poder Popular y que, en elecciones sucesivas, llegue a ser diputado a la asamblea nacional. Y esto no lo sabemos.
Lo que ocurrirá, mis queridos y pacientes lectores, solamente lo saben los que deciden estas cosas en la más alta cúpula del grupo de poder del gobierno cubano.

Nosotros, por ende, sólo podemos analizar la situación, sacar nuestras propias conclusiones y esperar al día 24 de febrero del 2018, día en que se presentará al nuevo presidente de la república de Cuba. 




[1] La Asamblea Nacional del Poder Popular elige, de entre sus diputados, al Consejo de Estado, integrado por un (1) Presidente, un (1) Primer Vicepresidente, cinco (5) Vicepresidentes, un (1) Secretario y veintitrés (23) miembros más. El Consejo de Estado queda conformado por 31 diputados. El Presidente del Consejo de Estado es jefe de Estado y jefe de Gobierno. (Artículo 74 Constitución)
  
[2] ARTÍCULO 5. El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista.



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